miércoles, 30 de septiembre de 2009

Inconscientemente competentes


Cualquier aprendizaje es un proceso de cuatro fases:
  • La Incompetencia Inconsciente (I.I.) es el desconocimiento de la ignorancia. Es la situación que se produce cuando ni siquiera se sabe que existe una materia (porque nunca se ha oído hablar de ella, por ejemplo). Si ni siquiera sé qué es una guitarra, difícilmente sabré tocarla.
  • La Incompetencia Consciente (I.C.) es el conocimiento de la ignorancia. Aquí la cosa cambia. Cuando sé que no sé tocar la guitarra me veo obligado a decidir si aprender o no, y es una decisión totalmente personal: me puede parecer imprescindible igual que me puede parecer innecesario.
  • La Competencia Consciente (C.C.) es el conocimiento de lo que se sabe. Sí, sé tocar la guitarra, incluso tengo un grupo; pero soy consciente de mis límites.
  • La cuarta fase del ciclo es la Competencia Inconsciente (C.I.). Es el objetivo máximo de todo aprendizaje, en el que el conocimiento fluye y los límites se desvanecen. Es esa habilidad de los que saben tanto que les hace parecer naturales. Es el nivel de competencia de Mark Knopfler.
El objetivo de todo aprendizaje es llevarnos a la cuarta fase del ciclo, pero la mala noticia es que es difícil (por no decir imposible) llegar a la cuarta fase sin haber pasado por las anteriores. Y esta es la percepción que tengo con relación a muchas personas que se introducen en el mundo de Web 2.0, porque la tendencia es muy poderosa y atrae como un imán.

Así como las empresas tienen muy claro que deben definir su identidad en la Red con sumo cuidado, las personas individuales engrosan la ingente base de generadores de contenido en la Red (700.000 usuarios nuevos en Facebook cada día) sin hacer ningún planteamiento previo. Y la tendencia es que las cosas van a seguir así, como constatan el 94% de los participantes en el Autodiagnóstico 2.0 (incluso algunos de los que reconocen tener una mala imagen sobre Web 2.0).

Es posible estar registrado en Facebook, tener cuenta en Twitter, escribir en un blog... y sin embargo no haberse parado ni un momento a pensar "Todo esto que estoy haciendo, ¿sigue una estrategia? ¿De hecho, acaso debería seguir una? ¿Me ayuda en mis objetivos personales o profesionales, o en realidad me está haciendo perder más tiempo del que debería?" Algunos de los asistentes a las diferentes convocatorias de Twittpalma - y por tanto, buenos usuarios de Twitter, como mínimo - me han hecho llegar su inquietud sobre la necesidad de tomar aire y definir una estrategia para su propia presencia en Web 2.0.

Con este motivo hemos preparado el taller "Inconscientemente Competentes", que se celebrará el próximo martes 6 de octubre de 6 a 9 de la tarde en el Hotel Amic Horizonte, de Palma de Mallorca. Una estupenda oportunidad de compartir inquietudes y conocimientos sobre Web 2.0, y a la vez desarrollar el propio Plan de Presencia en la Red. Más información aquí.


lunes, 21 de septiembre de 2009

Motivación y estilos de dirección: Glengarry Glenn Ross

El pasado viernes, hablando sobre motivación y estilos de dirección, recordé la película Glengarry Glenn Ross, que no es muy conocida a pesar de contar con un elenco envidiable: un fabuloso Jack Lemmon, un Alec Baldwin insuperable (en serio, no le he visto nada mejor), Al Pacino, Ed Harris, Alan Arkin y un magnífico secundario Kevin Spacey, uno de mis actores favoritos, que también ha realizado otras incursiones en este mismo tema (quizá dedique un próximo post a comentar El factor sorpresa, cuyo título original en inglés, Swimming with sharks es mucho más elocuente).

La historia es sencilla: empresa que vende inversión en solares a pequeños ahorradores, muchísima presión a los vendedores, necesidad de cerrar ventas a toda costa, y la ética profesional de fondo. Está claro que Ventas es un deporte en el que sólo suele ganar uno, y todos los demás pierden. Ambición y resistencia a la frustración son dos de las competencias que hay que cultivar, el problema es encontrar el equilibrio. ¿Cuál es la mejor motivación en este caldo de cultivo?

Os dejo el vídeo del discurso "motivacional" (o algo así) del millonario Blake (Alec Baldwin) a los vendedores, del que se ha escaqueado un amargado Ricky Roma (Al Pacino). He visto la película varias veces y esta escena muchas más, y me sigue dejando con la boca abierta por su contenido moral y también por su fuerza cinematográfica. Eso sí: sufriendo (y mucho) por lo primero y disfrutando (y mucho) por lo segundo. He preferido poner la versión original porque la versión traducida no es muy buena (en ella Blake no trasmite decisión y poder, sino enfado, y el efecto es muy diferente). Espero vuestros comentarios.


sábado, 5 de septiembre de 2009

Jóvenes ¿responsables? en la Red


Gracias a David Robles, de Google, leo en el blog oficial de la compañía que durante la Conferencia Anual sobre Crímenes contra Menores celebrada el pasado mes de agosto en EEUU se exhibió un estudio que destacaba un incremento del 6% en el número de expedientes relativos a menores que, a petición de alguno de sus contactos en redes sociales, había enviado por la red fotografías o vídeos comprometedores (incluyendo desnudos), o habían sufrido acoso.

Siempre me quejo de que los medios informativos tradicionales sólo se hacen eco de noticias relacionadas con Internet cuando éstas son negativas. Pero no es menos cierto que los menores corren más riesgo de encontrarse en este tipo de situaciones, por varias razones:

- Los jóvenes entran en las redes sociales "a pecho descubierto", sin más información previa que la que les dan sus amigos cercanos. Normalmente esta información es buena desde el punto de vista técnico, pero no es evidente que contemple de forma satisfactoria un cierto análisis de riesgos y beneficios.

- Es relativamente fácil 'hablar con desconocidos' en Internet.

- Los padres no tienen forma de evitarlo. Muchos padres creen que siguen a sus hijos en Internet, cuando éstos en muchos casos tienen más de un perfil y usan nicks impensables (precisamente para evitar ser vigilados por sus padres). Por otro lado, muchos padres evitan que sus hijos se conecten a Internet en casa, pero no pueden evitar que durante cualquier salida a casa de amigos puedan crear una cuenta.

- Además muchos padres temen (y con razón) que si coartan el acceso de sus hijos a Internet les están "dejando atrás" en el uso de tecnologías cada vez más relevantes, lo que les produce una carga de culpabilidad nada agradable.

Sólo hay tres posibles soluciones para este problema: prevención, prevención y prevención.

Cuando los jóvenes empiezan a ir solos a la playa o a la discoteca los padres siempre tienen en la recámara algún buen consejo (o no tan bueno, evidentemente, pero cada uno con su propia personalidad y forma de educar); y así debería ser también a la hora de dejar que sus hijos se conecten a Internet. Pero, por lo general, los padres con hijos cursando ESO o Bachillerato pertenecen a una generación sin experiencia alguna en Internet, y menos aún en este tipo de aplicaciones participativas como redes sociales, blogs, archivos de fotos y vídeos o chats (Web 2.0, en definitiva).

Como reza la entrada del blog de Google, es imprescindible formar a padres y educadores para que, al menos, tengan la información básica para aconsejar a los jóvenes. Quizá esté equivocado, pero me parece, como mínimo, tan importante como poner portátiles a alumnos de primaria.

Official Google Blog: Helping create responsible digital citizens